las Ardillas


La ardilla es un mamífero roedor Mide entre 35 y 45 cm de longitud, de las que casi la mitad pertenecen a la cola. En las extremidades delanteras, el pulgar es reducido, pero los otros 4 dedos están bien desarrollados y dotados de largas, curvadas y afiladas uñas. Su cabeza es graciosa; en ella sobresalen los ojos brillantes y la boca en la que los dientes están muy desarrollados y salientes. Si se les captura jóvenes a las ardillas, es posible domesticarlas y una ardilla resulta un animal doméstico muy sensible y cariñoso.

Hay un gran número de especies de ardillas, muy distintas en color y tamaño, propagadas por todo el mundo excepto en Australia. Se alimentan de semillas, cortezas, frutos secos, brotes tiernos y bellotas, que entierran durante el verano en el suelo a unos centímetros de profundidad, para luego alimentarse de ellos durante el invierno. Este almacenamiento no lo hacen las ardillas en un solo punto, sino que lo reparten en una extensa zona del lugar en el que viven.

Las ardillas establecen su nido en los huecos de los arboles o en un hueco del ramaje, y en ocasiones, en los nidos desocupados de algún grajo (pájaro parecido al cuervo), urraca o ave de rapiña. Es curioso ver como cubren su nido por arriba con una cúpula de ramas muy entrelazadas, que tapizan del musgo para evitar que entre la lluvia en su casa.

Las ardillas son animales principalmente de costumbres diurnas, excepto la ardilla voladora que es nocturna, con muy buen oído, vista y olfato. Además se piensa que distinguen bastante bien los diferentes colores.
Al ser animales muy ágiles y activos necesitan jaulas gandes, con diferentes ramas y escondites donde poder cobijarse.
En libertad, viven en madrigueras que excavan en el suelo. En ellas almacenan alimentos para el invierno.
Hacen dos nidos, uno ligero en verano y otro impermeable en invierno.

Alcanzan la madurez sexual antes de cumplir el año y su periodo de reproducción se suele dar en la primavera.
Su esperanza de vida está entre los 8 y los 12 años.
 

El periodo de gestación dura un mes y suelen tener entre 3 y 5 crías.
Las ardillas serán más propensas a ser domesticadas si no tienen otras acompañantes en su jaula.
A la hora de vigilar las enfermedades, es un poco difícil debido a su carácter inquieto. Cuanto más conozcamos a nuestra ardilla, mejor sabremos si le puede pasar algo. Si el animal tiene confianza en nosotros será más fácil que de deje inspeccionar.
Las ardillas tienen una cola peluda que utilizan para comunicarse. La utilizan como señal que advierte de la presencia de depredadores, así como para asustar a contrincantes. También les sirve para mantener el equilibrio cuando saltar de una rama a otras, y a las voladoras, les sirve como paracaídas.


Como todos los roedores, tienen dos grandes dientes incisivos delanteros. Sus patas constan de cuatro dedos en las delanteras y cinco en las traseras.

La alimentación de las ardillas se basa en frutas, flores, bellotas, nueces y semillas varias que suelen almacenar en sus madrigueras para cuando llega el invierno. Completan su dieta con insectos y arañas.

Para transportar esos alimentos de un lugar a otro hacen uso de unas bolsas llamadas abazones que tienen en su hocico.

Aunque nos parezcan animales simpáticos y graciosos, las ardillas no son especialmente recomendables como animales de compañía. Esto es debido a que sus incisivos pueden crecer demasiado cuando viven en cautiverio, lo que puede llegar a provocarles la muerte. Además, si se sientes atacadas muerden y pueden transferir enfermedades.



El nido de las ardillas tiene dos entradas y dentro de esta casa las ardillas hembras dan luz entre 3 y 4 crías. Las crías de ardilla son muy pequeñas; no tienen pelo cuando nacen y tienen los ojos cerrados. La madre los amamanta durante 10 semanas y, poco a poco, les enseña moverse entre las ramas del árbol en el que viven. Su adiestramiento depende del buen desarrollo de su cola, ya que en la ardilla esta constituya el elemento esencial para mantener el equilibrio en los asombrosos saltos que efectúa de un árbol a otro. A los 5 o 6 meses ya se les puede considerar adultas, pues su cuerpo y cola ya habrán adquirido su total desarrollo.

Las ardillas de países muy fríos hibernan. Esto quiere decir que duermen durante todo el invierno envueltos en su cola. Sin embargo, su sueño nunca es muy profundo, y cualquier peligro, o sencillamente su apetito, les hace espabilar rápidamente para escapar o hurgar en el suelo a la búsqueda de su dispensa subterránea de frutos que enterró durante el verano.
Vídeo de una ardilla roja de la Forestry Commission, Reino Unido.

Popular, ágil y simpático roedor que desarrolla su vida de modo fundamental en los árboles, con hábitos diurnos y que está activo durante todo el año.

La ardilla es una especie muy antigua, habiéndose encontrado restos fósiles con una edad estimada entre los 20 y 30 millones de años. En la actualidad la ardilla habita los cinco continentes, contando la familia (Esciuridus) con unas 350 especies, con hábitos tanto arborícolas como terrestres. Si bien en el territorio español tan solo está presente la ardilla roja (Sciurus vulgaris) y la ardilla moruna (Atlantoxerus getulus. Linnaeus, 1758), especie esta última que tiene limitada su presencia geográfica a la isla de Fuerteventura, donde fue introducida en 1965 procedente de África, contando con una importante población en la actualidad en esa isla. En Europa, aunque la especie más abundante es la ardilla roja (Sciurus vulgaris), también está presente la ardilla gris o de Las Carolinas (Sciurus carolinensis), una especie alóctona de mayor tamaño que la ardilla roja que ha sido introducida en Gran Bretaña y Centro-Europa procedente de Norteamérica, donde se ha aclimato de un modo excelente, llegando a desplazar a la ardilla roja.

La ardilla roja, es un animal muy sociable y simpático, que acepta la presencia humana sin dificultad, por lo que es habitual verla en parque y jardines, donde acepta con agrado alimentos de las personas. Por el contrario en las sierras y lugares donde no está habituada a la presencia humana, al menor atisbo de movimiento o ruido huye con rapidez y trepa por los árboles para situarse fuera de su alcance, aunque su curiosidad le hace mirar hacia el visitante tan pronto se considera a salvo. Si tenemos la ocasión de observar al animal descendiendo de un árbol o rama comprobaremos que siempre lo hace cabeza abajo. Tanto el ascenso como el descenso es muy rápido gracias a las poderosas uñas con que cuentan sus cuatro patas (con 4 dedos la anteriores y 5 las posteriores). Las características anatómicas y movilidad de las patas delanteras, le permite al animal que pueda usarlas a modo de pequeñas manos, de las que se ayudan para sujetar los alimentos que pela y come.
El nombre de ardilla roja es ilustrativo del color de la capa de la especie, aun cuando la coloración puede variar significativamente entre los individuos y particularmente de una subespecie a otra. El pelaje del animal difiere sensiblemente de invierno cuando el pelaje o capa es más oscuro que en verano, aun cuando la principal característica que presenta el animal en verano con respecto al invierno, es que en invierno presenta largos y abundantes pelos sobre las orejas (pinceles auriculares) los que desaparecen y se caen en verano, para volver a aparecer nuevamente al llegar los rigores invernales al año siguiente. Esta característica de los pinceles auriculares permite al identificar la imagen de una ardilla saber si la fotografía ha sido tomada en invierno o verano.

Otro aspecto anatómico destacable en la configuración general del animal es la presencia permanente de una bien dotada y poblada cola, con aspecto voluminoso y esponjoso, que le sirve a la especie como punto de apoyo y, fundamentalmente, para equilibrar sus ágiles movimientos en los árboles, donde pasa la mayor parte de su vida, incluida la cría, para lo que construye unos característicos y curiosos nidos en las horquillas de los árboles, de forma esférica, de unos 20 a 30 cms. de diámetro, en los que acondiciona una cámara protegida con hojas y musgo en la que da a luz dos veces al año a sus crías: de 1 a 6, aunque normalmente son 3 ó 4 ejemplares. El nido es de tal importancia en la etología de la especie que el individuo, muy solitario, suele poseer más de un nido en su territorio, que cuenta con un radio medio de 200 a 300 metros, al que los machos suelen delimitar con orina y otras marcas territorialistas, espacio en el que puede acondicionar hasta 6 nidos, aunque lo normal en que sean menos, de los que uno de ellos es el utilizado por la hembra para criar y los restantes para refugiarse, para descansar  o como despensa.

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